La meditación como tal es un estado mental de no fragmentación, de no autorreferencia, de no pensamiento. Todas las personas lo han experimentado aunque nunca hayan practicado yoga. Son esos fugaces momentos en los que uno queda ensimismado; dicho de otra forma, conectado con el "Sí-mismo", con el Ser, con la esencia más allá de las palabras, el pensamiento, el tiempo y la memoria. Aquí y ahora uno queda desvinculado del ego y del yo individual, y en lugar de pensar, se "conecta". Estos breves instantes, que suelen acontecer con más facilidad en la naturaleza (contemplando un arroyo, las montañas, un atardecer...), están caracterizados por un sentimiento de completitud, de integración, donde todo está "bien"; hay seguridad, certidumbre, claridad y una gran calma fruto de regresar a ese gran hogar interno y no ser "pensado".
Pero por lo general suele ser un vislumbre muy breve, y enseguida la fragmentación regresa, la mente vuelve a tomar nuestras riendas llevandonos sin control del pasado al futuro y de la euforia a los bajos estados anímicos. La meditación pues es espontánea y no puede ser buscada ni alcanzada por esfuerzo alguno.
Todas las personas lo han experimentado aunque nunca hayan practicado yoga.
Ahora bien, lo que denominamos coloquialmente y por conveniencia del lenguaje técnicas de meditación, en realidad lo son de concentración y contemplación, pues la meditación, como hemos dicho, no es una técnica, sino un estado de conciencia. No obstante, los métodos de concentración y yoga mental pretenden abonar el terreno, purificar la mente, adiestrarnos en la atención, eliminar las identificaciones mentales, drenar el subconsciente, subyugar el pensamiento, etc...para que se manifieste de forma natural el estado meditativo.
Hay que tener presente que la meditación en las primeras etapas debe tener un objeto sobre el que fijar la atención: un dibujo, color, la respiración, una región del cuerpo, una idea, los pensamientos que surcan el espacio mental. Para meditar solo necesitamos sentarnos en posición de meditación con inmovilidad, cerrar los ojos y sin forzar intentar llevar la concentración por un tiempo a la dirección escogida. Tiene que hacerse sin expectativas, solo perseverando en que tantas veces como la mente se distraiga, se observará, se aceptará y se traerá de regreso al ejercicio. El cuerpo inmóvil y la mente alerta evitando el sueño. Es un momento ideal para estar con nosotros mismos, para hacer una pausa y regresar al silencio interior. Es nuestra higiene mental diaria que no deberíamos saltarnos si nos estimamos verdaderamente.
La meditación, como hemos dicho, no es una técnica, sino un estado de conciencia.
BENEFICIOS Y EFECTOS DE LA MEDITACIÓN
- Previene y libera el estrés en el organismo y otros desórdenes psicosomáticos.
- Disminuye la presión sanguínea, los niveles de lactacto en sangre, cortisol, etc..., reduciendo los ataques de ansiedad.
- Disminuye dolores relacionados con la tensión mental tales como: dolores de cabeza, úlceras, insomnio, problemas musculares y de articulaciones.
- Aumenta la producción de serotonina, que mejora el humor y el comportamiento.
- Mejora el sistema inmunitario.
- Aumenta el nivel de energía combatiendo y previniendo el cansancio.
- Mejora la estabilidad emocional, la creatividad, la intuición.
- Logra una profunda relajación física y mental.
- Mejora la calidad del sueño y regulariza el conjunto de actividades fisiológicas.
- Sanea la mente, psicológicamente elimina fobias, traumas, complejos, miedos y conflictos internos, y favorece el autoconocimiento.
- Despierta cualidades y emociones positivas: amor, generosidad, empatía, comprensión, desapego confianza y seguridad en uno mismo.
- Desarrolla la atención, la concentración y la conexión con el momento presente.
Cuando nos sentamos a meditar estamos en una situación privilegiada para desarrollar la consciencia testigo y desactivar los condicionamientos de la mente.
CONSCIENCIA TESTIGO, EL PRINCIPIO DEL CAMBIO A UNA MENTE SALUDABLE
Según Danilo Hernández "de entre todos los recursos que disponemos para potenciar y atualizar la consciencia testigo, destaca la meditación del silencio interior. Con su ayuda podemos entrenar la atención y permanecer como un testigo - no implicado - de la actividad espontánea de nuestra mente. Cuando nos sentamos a meditar estamos en una situación privilegiada para desarrollar la consciencia testigo y desactivar los condicionamientos de la mente. No obstante, no hay que olvidar que cuando termina la sentada, la actitud meditativa debe continuar. Hay que seguir establecido en la consciencia testigo en medio de las situaciones del vivir cotidiano. Es así como la práctica meditativa deja de ser una simple práctica y se transforma en un estilo de vida.
Mientras que en el día a día no seamos conscientes del diálogo interno, las olas del océano mental seguirán dándonos revolcones, arrastrándonos y generando venenos que intoxican el conjunto de nuestro cuerpo-mente. Solo tomando consciencia del diálogo interno podemos liberarnos de él. Entonces dejamos de ser zarandeados por su oleaje y podemos navegar en la dirección adecuada. Este es un proceso que comienza con la atención o autoobservación, madura con la meditación y nos conduce a la autorrealización.
Cada momento y situación de la vida cotidiana es una invitación a vivir conscientemente, a desarrollar la consciencia testigo. Podemos observar el cuerpo mientras caminamos, podemos observar nuestra respiración mientras estamos en el autobús, podemos ser conscientes de nuestros pensamientos mientras hablamos, trabajamos, en todo momento..."
(Extraído del libro "Yoga y Ayurveda - de la ansiedad a la salud integral", por Violeta Arribas)
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